Una paritaria con agenda amplia
Si no hay protagonismo desde las bases, si no se multiplican las asambleas, las protestas y los reclamos desde cada uno de los lugares de trabajo, el derecho al salario digno correrá la misma suerte que vienen teniendo las asignaciones familiares en Santa Fe. Salvo honrosas excepciones, hay una vergonzosa complicidad de la dirigencia gremial con el pago de miserables sumas, como los $170 de ayuda escolar, que se empezará a cobrar en pocos días, o los $260 de salario familiar, cuando el monto a nivel nacional es 10 veces superior. La dirigencia sindical estatal de la provincia no ha sido capaz en todos estos años de democracia de hacer que el debate sobre el salario familiar se produzca en el único ámbito donde debe darse, que es la paritaria. Ya hemos visto cómo la legislatura y el poder ejecutivo han pulverizado este derecho durante todos estos años, fijando arbitrariamente los valores de las asignaciones para los trabajadores y las trabajadoras provinciales y municipales de Santa Fe.
En la paritaria, además de las asignaciones, hay otros temas a incorporar: la situación en el IAPOS y la Caja de Jubilación y la ilegalidad de la actual conducción de la Caja del Seguro Mutual. También debería avanzarse en darle participación en el debate paritario a todas las organizaciones sindicales que representan a los estatales. Y, sin dudas, con representantes de jubilados, que durante décadas han tenido que explicarle a los dirigentes sindicales que los jubilados también son trabajadores.
En los últimos días también hemos asistido a la violación de normas básicas en relación al cronograma de pago de sueldos. La gestión saliente y la entrante, a nivel provincial y en las municipalidades, han sido rehenes de la política del banco privatizado. En la paritaria y en el debate político y legislativo, debería discutirse cómo se recupera el banco provincial como herramienta al servicio del Estado y el desarrollo y no de la usura, como sucede actualmente. Esto no le quita la responsabilidad al gobierno, sino que ésta es doble, por haber permitido que la situación llegara a un punto en que el Banco de Santa Fe chantajea con intereses de usura para cumplir con el cronograma de pagos.
Hay una historia y un aprendizaje que tenemos los trabajadores: en la cuestión salarial no hay después para las patronales. Los gobiernos no se diferencian mucho a la hora de negarnos salarios dignos, condiciones de trabajo en términos legales, a la hora de la precarización o de los despidos arbitrarios, como viene sucediendo en cientos de comunas y municipalidades y también en el sector privado en la provincia. También tenemos la experiencia de un sector muy importante de la economía santafesina que para reactivarse, para salir del estado catastrófico en el que está, necesita de los salarios de los trabajadores. Este sector debería tener dirigentes con menos vocación suicida, como el que han tenido al presionar para el deterioro del salario.
La precarización es un delito
Cuando un trabajador o una trabajadora ingresa a un puesto, nacional, provincial o municipal, público o privado, existe un marco legal para cada uno de los casos. La patronal que no lo respeta está violando la ley y, por lo tanto, cometiendo un delito. Los trabajadores y las trabajadoras no deberíamos ser rehenes ni de dirigentes gremiales ni de patronales públicas ni privadas. Las organizaciones gremiales deberían denunciar ante el Ministerio de Trabajo y la justicia laboral estas situaciones. La existencia de miles de precarizados en la provincia y en los municipios y de cientos de trabajadores en negro en el sector privado exigen que haya un debate profundo y serio en las paritarias, en la legislatura, en las áreas competentes del Estado, en la Justicia y en el conjunto de la ciudadanía.
El hambre es un crimen
Con datos del primer semestre del 2019, sabemos que el 35,4% de la población argentina es pobre y un 7,7% es indigente. En total, el 43,1% no tiene satisfechas sus necesidades básicas. Es decir que más de 4 de cada 10 argentinas y argentinos tienen ingresos inferiores a los que delimitan la línea de pobreza.
Coincidimos con los discursos pre electorales que plantearon como prioridad central resolver el hambre, el desamparo y la indigencia de más del 40% de la población del país. En este contexto, es necesario tomar medidas que apunten a devolver ingresos a los sectores más postergados de la población. Una que puede ser implementada de manera inmediata como respuesta urgente a la brutal pobreza y que terminaría con el hambre en la Argentina es la propuesta de universalizar realmente la Asignación Universal por Hijo/a (AUH) y las Asignaciones Familiares y elevar su monto a la línea de pobreza para menores de 18 años, que hoy asciende a $6.699. En este sentido poco han aportado 30 años de gestiones provinciales en Santa Fe, donde se cobra apenas el 10% del valor de las asignaciones nacionales.
Hoy tenemos trabajadores y trabajadoras pobres en la Argentina. Por ello la lucha por salario y la pelea contra el hambre deben ir de la mano. Porque tenemos que resolver las necesidades básicas de las mayorías, evitando la indigencia, y alcanzar salarios dignos para todos y todas.
Al salario, claramente, lo deben fijar las necesidades de los trabajadores y las trabajadoras y no los caprichos de las patronales ni los ajustes de los funcionarios. Y eso, junto con los valores de las asignaciones familiares, las condiciones de trabajo, las jubilaciones y otros temas que afectan directamente a cada sector, deben debatirse en el ámbito que corresponde, que es la paritaria.
* Gustavo Martínez, Secretario General de la CTA Autónoma provincia de Santa Fe